lunes, 7 de abril de 2008

Tunisia,Africa en medio.


África siempre desde el recuerdo,el continente olvidado,el continente sin oportunidades,el continente-laboratorio,el continente de las desgracias,el continente de los experimentos,el continente del dolor,de la estafa,del maltrato,del sida,del hambre,de la guerra....




Cuando me embarqué camino al país del desierto,tenía una idea equivocada,gente sin ningún tipo de contacto con el mundo privilegiado,sin que-haceres,como cuando portugueses,ingleses,españoles o franceses colonizaban y sodomizaban aquellas tierras áridas...no más allá de la realidad,el sentimiento de aquel aeropuerto fue el retroceso a la España de los 50,hombres armados vestidos de verde,policía turística y un alléz,nos dan la bienvenida a el país más occidentalizado del grupo de países "out".

Después de más de 1 hora entre visados,papeles,rutas de embarque y recogidas de equipajes,nos montamos en un autobús destino al hotel,no hace falta que os explique como era ese autobus,esa autopista y esa manera de conducir,la locura rodaba por los arcenes.

El hotel,tampoco es importante,no por su originalidad,que lo hacia como un monumento importante,sino,porque hay suficientes detalles como para obviar aquel monolíto de la "consumismo-colonizante",las tecnologías y comodidades del otro mundo,habían llegado a este.


Cuando oyes hablar de Túnez,escuchas cosas muy típicas,sí yo fuí a Sidi Bou Said,tomé té con piñones,(por cierto como uno que nos tomamos en Túnez Capital,ninguno,es curioso) fumé de una cachimba,probé uno de esos maravillosos postres árabes empapados en miel, me compré un palestino, me regalaron una rosa del desierto o me traigo para Madrid una jaula para mi lindo periquito.Túnez no es eso,ojo,es más es olores constantes,es sabores diferentes,es gente que anhela conocer,hablar,mirar,vivir....Una de esas experiencias que te quedan marcadas en la vida,es ver que en gran parte de su territorio,no pasa la vida,es una de esas partes del mundo donde todos los días son iguales,a nuestros ojos.He comido los mejroes dulces de mi vida en Kairouan,donde escuche estremecido el dolor de un sentimiento por una creencia.En Douz donde se acababa el mundo y donde seguía habiendo vida.En Túnez capital respire el mismo olor que Camus,en su obra.Es una experiencia única con posibilidad de ser repetida,para el que quiera tener contacto y vivir desde dentro el sentimiento de otra forma de vivir el día a día,no hablo de mejor ni peor,sino de otra manera diferente.


De lo que no debemos olvidar al llegar allí y mezclarse con la gente es comenzando por "On Parlé" (¿Hablamos?)


Dedicado a Tito y a Vero.