El otro día camino de no sé dónde, escuché a un padre decirle a su hija de unos 5 años, que no todos los sueños se convierten en realidad...y me quedé alucinado, es preciso decir en algún momento que tus fantasías no se van a hacer realidad, o es mejor asentar a los nuestros a una realidad (ahora cruel) inmensa.
Los sueños,sueños son y porqué no vamos a vivir en ellos, si somos más felices con ello, porqué vamos a dejar de hacer cosas porque nos parezcan imposibles de llevar a cabo, porqué después de que se nos desvanezca un sueño no tenemos derecho a construirnos otro, porqué se le cercena a una niña su capacidad de soñar, de ser médico, abogada, tener su piso, su familia, sus más allá o más acá...viviendo en la sociedad que a día de hoy nos toca sufrir, ahogar esas costumbres en las cuales no se les aplica ningún tipo de impuesto, me parece más triste que eficiente. A la gente hay que dejarla que siga soñando con todo y con todos.
Implorar sueños deficitarios de origen hace que pongamos a la gente en lo más alto de la cúspide cuando sabemos que no tenemos paracaídas alguno, sencillamente es el camino más sencillo a la realidad. Establecer grandes cotas de auto-inmolación hace que la sensación de desengaño aunque sea en pequeños y estúpidos asuntos sea más grande.
Por ello,soy más partidario que a la gente se le deje soñar,con un mundo más justo, más global y más humanitario, cercenar los sueños de origen, hace que nazcamos con una semilla quemada de raíz, como decía Neruda, podrán cortarnos las flores, pero nunca jamás acabarán con la primavera.
